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ACTUALIDAD EN ABM

Estrella Morente

“Los artistas tenemos la obligación de dejar constancia de la historia, estamos al servicio de la vida, no por encima de nadie”

En la oficina de Estrella Morente nos facilitan un número de móvil. Sin horarios estrictos, sin intermediarios que filtren la llamada, sin cortapisas. Llamamos, y así hasta media docena de veces; nadie al otro lado, tan solo un buzón de voz que nos anuncia que está lleno. Tampoco podemos dejar un mensaje de voz. La dama del flamenco no es muy amante de las nuevas tecnologías, pero eso lo descubriremos más tarde. De momento seguimos intentándolo y por fin una voz al otro lado, la de una mujer educada que lo primero que hace es pedirnos perdón  y que, como despedida manifiesta su agradecimiento por nuestro tiempo. Entre tanto, una entrevista. Una charla con una mujer joven, madura y con los pies en la tierra; con una artista que no se endiosa, que habla, contesta y facilita mucho el trabajo.

Llega a Albacete el sábado 18 de marzo ¿Qué va a ofrecer en su concierto del Teatro Circo?
La discográfica lanzó un recopilatorio en Navidades con temas míticos como ‘Volver’,  ‘En lo alto del Cerro de Palomares’, o ‘Réquiem’, entre otros. El disco también incluye colaboraciones con otros artistas y esto es lo que se va a ver en el concierto porque considero que es una buena oportunidad para disfrutar y para compartir este repertorio con la gente.
Además encontrarán a una Estrella muy ilusionada, con muchas ganas de hacer flamenco y rodeada de familia, algo que para mí es también muy importante.
Estoy disfrutando mucho en esta gira de conciertos porque me permiten tirar de un repertorio que no es tan actual.

Cuenta con familiares y gente muy cercana a usted para acompañarla en coros y palmas.
Sí, casualmente cuento en mi familia con artistas grandiosos que se han convertido en imprescindibles en mis grabaciones y en el escenario. Son firmes colaboradores Montoyita, Antonio Carbonell y Ángel Gabarre… Ya no solo por la complicidad que hay entre nosotros, también conocen a la perfección el repertorio del que hablamos.

¿Cómo se definiría usted como artista sobre las tablas?
Salvaje.
Soy una mujer totalmente salvaje, pero alguien que también ha trabajado ese repertorio y ha preparado el trabajo. Para ser salvaje ha de haber siempre una labor detrás que te permita ejecutarlo.

¿Cómo es el diálogo entre artista y público? ¿Puede sentir cómo el espectáculo cala en el  público?
Depende un poco de cada momento, ni el artista está siempre igual ni el público es el mismo. Tampoco el entorno.
No concibo el escenario sin entregarme, así como tampoco concibo el arte sin entrega, Aunque uno esté en casa ensayando o pintando siempre hay que entregarse. El arte ha de estar cargado de una verdad absoluta porque es lo que provoca la sinergia entre el espectador y quienes están ofreciendo el espectáculo. Ahí es donde se crea la magia.
Cuando me subo a un escenario cierro los ojos y me dejo llevar por el sentimiento, pero no es algo que llegue sólo, previamente ha habido un trabajo: ensayos, programación repertorio, elenco... Se trabaja siempre en función del espacio en el que se vaya a actuar. Todo influye muchísimo, pero sobre todo ha de haber VERDAD. Eso está por encima de todo y esa es la razón por la que hablaba de salvajismo porque la verdad es salvaje, es auténtica, algo que sale disparado desde el corazón y que tiene también buena parte de confianza y credibilidad en uno mismo. Algo fundamental para que los demás entiendan lo que están viendo.

Comentaba que uno los factores que influyen en un espectáculo es el público. ¿Cómo reciben fuera de España el arte flamenco que usted ofrece?
Hay una afición increíble fuera de nuestro país. La verdad es que me enamora visitar todos y cada uno de los lugares del mundo. Hace poco he llegado de Hungría y el teatro estaba lleno hasta la bandera, había muchísima afición.  Todos los sitios en los que hemos actuado siempre han estado repletos. A pesar de que el idioma no es el mismo la música se entiende,  lo que me demuestra que el flamenco es un idioma universal. Algo que es mérito propio de este arte porque tiene colorido, fuerza, alma, raíz…

Poder entregar tu arte -en cualquier lugar del mundo- y que estén dispuesto a recibirlo es la mayor recompensa que hay. Pero esto es aplicable a todo en la vida, el reconocimiento es la mejor recompensa que puede haber.

Proyectos como ‘Mujeres en el Flamenco’, en el que está incluida, dan visibilidad a la figura femenina en este arte ¿Cómo es el peso de la mujer en el flamenco?
Mi segundo disco fue un homenaje a la mujer en el que se rinde tributo desde filósofas hasta artistas.
Las Sinsombrero (Mujeres de la Generación del 27), es un grupo de féminas que define muy bien la lucha del colectivo. En su momento no destacaron ya que estuvieron eclipsadas por Picasso, Lorca y Falla entre otros… Pero el tiempo ha revelado su importancia y hoy en día las mujeres tenemos mucho que agradecerles.

Pienso que la obra de un artista ha de incluir una carga emocional que le defina también como ser humano independientemente de su género o de su disciplina artística. Considero que los artistas tenemos la obligación moral y física de dejar constancia de la Historia. ¿Qué hubiésemos hecho si Goya no hubiese plasmado Los fusilamientos del 2 de Mayo, o Picasso el Guernica, incluso la Primavera de Verdi. Esta forma de vida sólo funciona cuando el artista entiende que está al servicio de la vida, no por encima de nadie. Es por ello que los artistas son realmente importantes para la humanidad.

Yo soy una loca defensora de los derechos humanos de la mujer y de los débiles porque lo viví desde pequeña. Mi padre, Enrique Morente, aparte de ser uno de los mejores creadores de música de este país, también era alguien con una calidad y necesidad humana exquisitas. La tenía a flor de piel y fue quien me metió en el camino. La verdad es que estoy  muy orgullosa de ello.

El periódico New York Times definió su voz como flamenco del pasado y también del futuro ¿Qué opinión le merece?
Escribieron cosas muy hermosas sobre mí; pero no deja de ser un periódico que cuenta con profesionales que, como todo el mundo, a veces son un poco exagerados.
Esos piropos me sirvieron para ilusionarme y para saber que tenía el camino abierto. Caí de pie en Nueva York, tuve esa suerte. He contado con un respeto sublime y con una acogida increíble.
Pero también fueron ellos los que dijeron de Lola Flores que no cantaba y no bailaba, y eso no era verdad. Ella cantaba y bailaba muy bien; afinaba y conocía mucho cante. A pesar de que, al final, la anécdota sirvió para engrandecerla un poco considero que fueron muy injustos con ella.

Considero que lo que digan los demás es importante. Las opiniones de terceros son fundamentales para el crecimiento personal, pero el objetivo de uno debe poder con cualquier opinión. En mi caso ese objetivo es el trabajo.
No sé si mi voz viene del pasado o del futuro, lo que sé es que el flamenco por fin es Patrimonio.

¿Cómo evoluciona esta disciplina artística y cómo habría que gestionarla para no perder este Patrimonio Inmaterial de la Humanidad?
La verdad es que confío muchísimo en el trabajo de los compañeros; de las mujeres y los hombres que están en auge ahora mismo y que ayudan a mantenerlo vivo.
También hay personas con una afición rabiosa hacia este arte y además contamos con tecnologías de las que nos debemos servir para poder seguir escuchando a los maestros porque son los que nos van inspirar siempre.Ahora mismo, el pesimismo queda lejos. Más que pensar en lo que ya se ha perdido o en lo que se puede llegar a perder hemos de pensar en lo que podemos llegar a ganar.

¿Cree que a usted se le exige mucho más por ser hija de Enrique Morente? ¿Considera que la gente tiene puestas en usted expectativas más altas que con otros artistas?
Honestamente, nunca tuve esa sensación en mi carrera.
Mi padre era un ser tan independiente y tranquilo  que no se esforzó para que yo o mis  hermanos fuésemos nada que no pudiésemos ser. No pretendía más allá de educarnos en las bases del flamenco que era lo que le alimentaba. Nos enseñó a caminar por un sendero de honestidad, trabajo, sacrificio y superación personal. Algo que ha calado en nosotros y que considero que, tanto público como empresarios son sabios y lo ven. El arte se ve.
Triunfan el trabajo, el tesón y las ilusiones. No lo hacen el egoísmo o la desfachatez. Los enchufes pueden funcionar a veces pero duran poco; sólo mientras hay luz, una vez que esta se va, hay que estar preparado.
Para ser sinceros llamarme Morente siempre ha sido sinónimo de caminos abiertos y de gente dispuesta a trabajar conmigo pero eso es algo que se ganó mi padre con su trabajo y la forma de educarnos y ante lo que he sabido responder con mi trabajo.

Su padre le ha influido mucho, pero también lo ha hecho Federico García Lorca ¿Por qué es tan importante el poeta para usted?
Creo que artistas tan geniales como Lorca, Morente o Leonard Cohen se convierten en genios. Ellos y sus obras artísticas.
Son personas que tenían un fondo y una verdad tan directa que les catapultó a la Historia y cada vez son más grandes y universales.
A Lorca no lo conocí en persona pero he de decir que nuestra relación es casi familiar. Mi hermano y yo tenemos la sensación de que Federico es una especie de tío o de abuelo. Un vínculo que se crea tras haber jugado en la Huerta de San Vicente en Granada, en Fuente Vaqueros, en el Parque García Lorca. Cuando caminas por donde él lo ha hecho y ves lo que él ha visto la unión va más allá. Siempre tuve la sensación de estar ante alguien grande.

-Es joven pero con 36 años es usted una mujer trabajadora, de éxito, madre y exponente del flamenco… ¿Considera que ha logrado una vida plena? ¿Cuándo era niña se imaginaba así su vida?
La verdad es que tengo, sobre todo, una vida que agradecer. Todos tenemos problemas: de salud, familiares, y circunstancias que tenemos que ir salvando día a día, pero afortunadamente he tenido un entorno con unos valores y unos lazos familiares fuertes.
Siempre he tenido un gran vínculo con  Granada, (la tierra en la que he nacido) pero he vivido en muchos lugares cuando era niña, algo que me ha dado la oportunidad de conocer las costumbres de diferentes ambientes y lugares.  Incluso he disfrutado  del mestizaje cultural en casa: mi madre era gitana y mi padre no.
He vivido la Andalucía más intensa, más salvaje, residí en Barcelona y Madrid, he conocido París, Italia, Nueva York…
Desde niños hemos estado viajando por el mundo y eso ha sido un regalo como también lo fue que viniesen a nuestra casa personajes muy grandes del mundo artístico. Personas que querían muchísimo a mi padre y que se dejaban caer por allí.
He tenido una infancia muy bonita llena de arte, música y cariño y después tuve la suerte de coincidir sentimentalmente con alguien maravilloso. Nunca lo habría soñado. Javier Conde hoy es mi marido. Viene de un mundo que siempre me ha gustado -el del toro- y en el que no sabía que podría llegar a encontrar a alguien tan especial como él. Es genial como artista y grande como persona.
No tengo palabras para agradecer la familia que hemos formado. Somos padres de dos niños sanos, maravillosos sensibles e involucrados, también preocupados por los demás y por el momento en el que viven.
Si bien es cierto, debido a mi trabajo he de hacer encaje de bolillos. Por ejemplo, para programar las comidas de la semana he de hacerlo con un calendario delante para saber qué días voy a estar y cuáles no, porque a mí me gusta darles de comer a mis hijos. No hay nada más importante en el mundo que ser madre y que mi familia esté bien. Hay que ser coherentes con las prioridades de hoy en día.

Nadie puede decir que es feliz al 100% sabiendo cómo está el mundo hoy en día porque todos deberíamos tener una parcela de compromiso social. Cerrar los ojos sería totalmente egoísta. Afortunadamente mi familia y mi entorno están bien y no tengo palabras para agradecer el entorno tan bonito que me ha tocado, ojalá tuvieran todos los niños ese entorno-.
Hablaba de compromiso social. Usted colabora con varias ONG.
Sí, pero la verdad es que me gusta bastante poco contar lo que hago, sobre todo si es algo económico porque no todo el mundo puede hacer lo mismo. Considero que es importante dar ejemplo y dar a conocer todas las posibilidades de ofrecer ayuda. Ojalá todo el mundo pudiese. Hay muchas cosas que hacer. Me encanta ir a los hospitales y a los asilos a cantar, también a las cárceles porque la música aporta un sexto sentido, salud mental y el mundo también está muy necesitado de eso.  Animo a todo el mundo a que colabore y pido a los responsables que vayan más allá porque necesitamos, por ejemplo: abrir colegios y teatros abandonados y recoger a quienes están viviendo ese éxodo que vemos en los telediarios. Parece que en cuanto pasa la nube televisiva ya se ha arreglado la cola que había, pero no, el éxodo no está solucionado y hay que ponerse manos a la obra y ser muy conscientes.
Hay mucha gente falta de cariño y comprensión. Nos hemos convertido en seres muy egoístas e individualistas. Creo que las tecnologías han contribuido a que esto sea así. Pero yo me niego, incluso no sé si sé mandar el correo electrónico, no tengo iPad, y al móvil no le doy mucho uso.
La tecnología me interesa lo justo; no compro por internet, ni me interesa leer en una pantalla si puedo coger un libro de segunda mano y leerlo, es eso lo que voy a elegir, y lo mismo pasa  a la hora de seleccionar un disco. Prefiero ir a la discoteca y seleccionar uno allí, no sé ni cómo seleccionar la música en el móvil. Me niego a que me arrebaten el estar en la tierra. No quiero estar en una nube... cuándo hablan de la nube me da pena, no quiero desprenderme de mi mundo.

Volviendo al flamenco. Lo ha definido flamenco como su alimento, algo fundamental para su desarrollo ¿Podría entender su vida sin el flamenco?
No. Hay días que no como y canto (ríe). Hay veces que puedo no comer pero si estoy cantando ni me acuerdo.

Quejío es un término asociado al flamenco. Para los que no somos expertos ¿qué definición le podríamos dar?
Quejío es la  voz de Enrique Morente.

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